Los magos

A lo largo de mi carrera como autor han nacido distintos magos y hechiceros de mi pluma: Barath, Rwering Al-Kasseth, Saldora, Taldhim de Juno… Entre muchos otros.

Cada uno de ellos con su propia idiosincrasia pero, a la vez, con características comunes. Tanto los magos de Ghregis como los nacidos en los Reinos de la Luz de "La forja del destino", tienen los ojos grises. Es una característica clásica de todos mis magos, hechiceros y nigromantes humanoides, (exceptuando a los dragones, cuyos ojos cambian de color). A su vez, los magos gozan de mayor esperanza de vida que un ser humano corriente; ya que la energía de la creación que un mago es capaz de conjurar, alimenta el alma del hechicero otorgándole beneficios: entre ellos, el de la longevidad.

Hay razas más preparadas para la hechicería y otras que no lo están. Los humanos son, posiblemente, la raza más flexible de todas las que han habitado en los Reinos de la Luz o en Ghregis y, por ello, es también la mejor preparada para percibir su propio entorno de manera consciente e inconsciente y absorber las energías del Cosmos. Los elfos y los dragones también son hábiles y poderosos magos; pero no abundan por igual y no son tan flexibles y adaptables como sí son los humanos. Además, el número de elfos y de dragones ha descendido notablemente en los últimos siglos y no se tiene constancia de que queden hechiceros elfos en Arlesis.

Del mismo modo, hay razas como los badroks, los elghars o los enanos que son incapaces de desarrollar los poderes de la magia. Esta es una de las razones por las que los humanos y los elfos despreciaron a los badroks y fue una de las razones de su caída en desgracia: El hecho de no poder desarrollar una habilidad que los humanos y los elfos sí pueden desarrollar de manera natural y casi de forma instintiva.

Me gustaría poder decir que los magos, al ser criaturas más evolucionadas, son poseedores de mayor sentido común, social y ético que el resto de razas. Sin embargo no siempre es así. A lo largo de la historia de Ghregis ha habido magos y hechiceros que se han dejado llevar por sus más básicos instintos y han provocado desastres a su paso. El ejemplo más claro es el de la hechicera Kyrass, la cual dominó el continente de Ghregis con mano de hierro en una época anterior a la creación de la Cúpula Blanca y el Consejo Arcano. Sin embargo, hay muchísimos ejemplos de lo contrario: Addwin Azerh-Barath, Rwering Al-Kasseth, Saldora, Eerean… Ejemplos de un sentido común y ético superior a la media de cualquier raza; a veces incluso superior a la de los elfos.

Pero no es necesario desplazarse tan atrás en el tiempo para encontrar ejemplos de magos movidos por ambiciones más mundanas. El rival de Barath, Awdred O-Halwir es un ejemplo perfecto. Como hechicero, se rige por los valores de la magia y del Consejo Arcano. Sin embargo, como humano que es, no puede evitar moverse por sus propios impulsos ambiciosos y desea, por encima de todo, ser Decano del Consejo: ya sea por la sed de poder político que va arraigado al cargo, ya sea por un hambre insaciable de reconocimiento o por cualquier otra causa. Por no hablar de Talev Khar; aunque éste es un ejemplo muy extremo debido a sus propias circunstancias.

Las túnicas con capucha, largas barbas de tonos canos y la edad avanzada son características habituales de los magos de Ghregis. Aunque también hay ejemplos, como Inghowth, de hechiceros más jóvenes y no tan estereotipados. También puede serlo Taldhim de Juno, el cual, con casi cuarenta años, es de los hechiceros más poderosos de los Reinos de la Luz. Aunque también hay que tener en cuenta que en los Reinos de la Luz hay muy pocos hechiceros, ya que no cuentan con una institución que fomente y proteja el llamado Conocimiento Arcano, y que los hechiceros de los Reinos de la Luz no son tan longevos. Es una de las razones por las que los magos y hechiceros están desapareciendo.

Algo que sí es diferente en Ghregis o en los Reinos de la Luz, es el modo de conjurar las energías de la creación. En los Reinos de la Luz es necesaria La Palabra. Es el método clásico de pronunciar un hechizo, sea en el idioma que sea y en el tono de voz que sea; en un susurro, a voz en grito o mentalmente, para sus adentros. Mediante la Palabra se expresa la voluntad del mago, que previamente ha tenido que realizar la debida concentración de energía arcana y sin la cual, dicha Palabra no sirve de nada.

Sin embargo, en Ghregis es necesaria únicamente La Voluntad. La Voluntad es la que mueve montañas; es la voluntad del mago la que realiza un sortilegio, un efecto o un encantamiento. Con ella se canaliza el hechizo y ésta se puede manifestar de muchísimas maneras: con un simple pensamiento, una palabra o frase, o simplemente una mirada. Es tal la facilidad con la que puede ser lanzado un hechizo en Ghregis, que un hechicero necesita aprender a conjurarlo durante décadas. Por ello un hechicero goza de longevidad, y es también una de las razones por las que fue necesaria la creación de la Cúpula Blanca: difícilmente un hechicero no sea un problema para sí mismo y para su entorno si no ha sido instruido para ello.

-Apariciones: En casi todos mis libros
-Color de ojos: Grises
-Razas: Dragones, elfos y humanos.

Etiquetas: Barath, Rwering Al-Kasseth, Saldora, Wilbur, Awdred O-Halwir, Inghowth, Taldhim, Kyrass, Eerean, Cúpula Blanca, Multiverso, Forjado en lágrimas, Después del crepúsculo, La piedra de la creación, Antes del alba, Lejos queda el amanecer, Más allá del olvido

La estirpe de los magos

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